LA PLUMA VIBRA IMPULSADA POR LA MANO FIRME QUE ESCRIBE AQUELLO QUE EN SU INTERIOR VIVE

Entregados

Me levanté asustada,
miré por la ventana,
y no te pude hallar,
sentí que me erizaba,
que un profundo llanto,
me estaba a punto de atrapar.
Clamé tu nombre,
clamé tu alma,
clamé tus palabras,
eso y todo aquello,
que no en vano,
me quisiste un día regalar.
Poco, me parece poco,
mirar al cielo y sentirte amar…
recordar tu nombre,
tus palabras
y todo lo que en tu alma,
expresa la alegría
de lo que es AMAR.
Otro, se volvería loco,
cada vez que imagino,
que me pudiste olvidar…
Cuanto,
cuanto tiempo esperaremos,
para volvernos a encontrar…
Ese llanto,
ese cántico,
y esa nuestra danza tribal…
Me vuelvo loca,
con sólo imaginar
que lo pudiste olvidar…
De silencio
por volverte a encontrar,
colmo mi vida,
una y otra vez más.
Sabiendo que es muy poco,
mirar al cielo y sentirte amar…
Estúpido duende,
que cuando alzo las alas,
me devuelves a otro lugar,
y así esperando
siento que a veces se me agota,
el verbo amar…
Cuando los disfraces,
devuelven al día,
a la realidad,
cae la noche fría,
donde se que te puedo encontrar.
Sinfines astros,
mágicos adagios,
y otras bellas canciones,
se ponen a un tiempo a resonar,
es entonces cuando el recuerdo,
nos acerca
y juntos volvemos a bailar.
Es la tribal danza,
la que colma nuestro hogar,
con todo lo que significa
entregarnos el uno al otro,
sin más.
Poco, me parece poco,
mirar al cielo y sentirte amar,
no deseo,
que nuestro baile
se nos agote jamás…