LA PLUMA VIBRA IMPULSADA POR LA MANO FIRME QUE ESCRIBE AQUELLO QUE EN SU INTERIOR VIVE

Balada al Espíritu

En la serenidad de lo vivido,
y de todo lo sentido,
acojo la paz que me aporta el recuerdo,
pues sé que sin ello,
no hubiera jamás alcanzado puerto,
ni siquiera, hubiera podido ser capaz,
de expresar quien soy.
En la serenidad que me acuna cada madrugada,
regocijada, en la paz de toda mirada,
pues ninguna me puede ya perturbar,
elijo vivir lo vivido,
una y otra vez más.
En la serenidad de este nuevo paraje,
en el que la luz se mezcla con el gran oleaje,
de ese bello y auténtico mar,
luceros del alba,
miran como pintamos nuestros cuadros,
sin desesperar,
pues ahora, llegado este momento,
sabemos perfectamente
cómo crear realidad.
Emotivos designios,
prosperan en derredor,
nuestro coraje, convertido en esencia,
vibra por sentir hacia dónde vamos,
pues esa serenidad, nos otorga,
la dicha de la soledad,
en la que leer y traducir,
sin volver a desesperar jamás,
sin ella,
no habríamos sido capaces
de saber
todo lo que es amar.
Buscamos sin buscar,
encontramos,
sin esperar nada más,
respiramos,
sin siquiera aire en nuestro hogar,
pues nos nutrimos de la fuente,
de lo que único que en realidad,
nos alimenta sin engordar.
Preciosas microaves,
hechas de doradas partículas y estelas,
surcan el vuelo,
aletean a nuestro alrededor,
despertando nuestros sueños
y nuestra imaginación.
Nos trasladan a lares
que antes impenetrables,
solían en grises,
aparecer en nuestro corazón.
Con un mágico pincel
de múltiples colores,
los paisajes, los cielos
y todos los que allí viven,
sonríen alegres,
al saber que pronto
nos volveremos a ver.
Elegimos sin elegir,
caminamos sin vernos,
nos comunicamos sin verbo,
jugamos a no escondernos,
así es cómo hemos aprendido a descubrir
todo lo que de ti hay en mí…
sólo puedo decirte,
que gratitud es lo que siento.