LA PLUMA VIBRA IMPULSADA POR LA MANO FIRME QUE ESCRIBE AQUELLO QUE EN SU INTERIOR VIVE

LA TIERRA PROMETIDA



Aquí desde este lugar a orillas del mar,
de las aguas que me vieron llegar a este planeta insólito…
hablo…
 atrapando un puño tierra en mis manos,
de esa materia que algunos dicen
que fue una promesa,
donde las antiguas escrituras gritan,
que llegaran los elegidos
para labrar nuevos caminos,
que veneren la historia
que el hombre maduro escribirá algún día,
para que el mundo lo sepa.
Hoy digo:
Que ambos,
los que deseamos lo mismo,
tuvimos una gran oportunidad…
La de haber labrado esta tierra unidos,
de haber ocupado este espacio sin juicios,
de haberle arrancado a la vida,
esta loca aventura sin más heridas
que las de sabernos ajenos y mutuos,
en cada experiencia vivida,
que más que alejarnos,
nos obligaba a conocernos el uno al otro,
siendo ambos al final,
lo mismo.
Pudimos pero no lo hicimos,
a cambio nos envilecimos,
violamos, matamos y agredimos,
compartimos eternas noches de guerra
dejando correr nuestra propia sangre por esta tierra,
sembrando desde las vísceras
nuestras creencias,
con el deseo de no morir jamás,
creyéndonos en el trono de la verdad.
Pudimos amar,
pudimos, pero no lo hicimos.
¿Fue acaso lo mejor que decidimos?
Hoy digo basta!!!
Hoy me arrodillo,
con la herida abierta de la creencia
que me apartó del camino.
Hoy me inclino ante la barbarie,
de una falso señor que dijo ser divino,
que si estabas con Él,
tenías que querer la muerte
de tu vecino y amigo,
de todo aquel que no creyera en sus preceptos,
que aunque hostiles,
eran perfectos para alcanzar el Cielo.
Sin advertirme que tú y yo
En verdad somos lo mismo.
Perfectos o imperfectos,
Pero al fin y al cabo
Seres Humanos amando y experimentando
todo aquello que elegimos,
desde la sabiduría que nos impulsa
a crecer mientras dura el camino.
En ese impulso descubrimos el mundo,
cada uno a su modo,
desde los polos opuestos,
buscando la paz y el equilibrio
hoy que ya estamos cansados.
Aquí, arrodillado,
con un puñado de esta tierra en mi mano,
alto y claro digo:
que este pedazo no es de ninguno
y es de ambos,
es del mundo y de nadie,
pues hoy sé,
que la tierra es efímera

porque es así como tiene que ser.


Joanna Escuder
13 de Diciembre de 2015