LA PLUMA VIBRA IMPULSADA POR LA MANO FIRME QUE ESCRIBE AQUELLO QUE EN SU INTERIOR VIVE

Enamorada


Sí, me enamoré.
Llené mi Alma del Amor que te volqué.
Perecí por ello,
y lo peor de todo fue,
cuando tras tanta Entrega y Esfuerzo,
siquiera te despediste de mi.
Cada vez que miraba a un Hijo nuestro,
me quería morir.
Cada vez que mi Corazón se vaciaba,
me acordaba de ti.
Nunca preguntaste,
jamás te interesaste,
sobre qué fue lo que sentí,
cuando al quedarme vacía y sola,
llena de amargura, desee morir.
Vencí al horror del desencuentro.
Ahora, Yo sé que vencí.
Pues cada vez que te veo,
puedo decirte que aún te sigo queriendo,
pero eso nunca
me lo podrás decir tú a mí.
Puedo sostener la mirada
cuando en tus ojos me vuelco,
puedo tenerte cerca
y sentir que no lo lamento.
Puedo encontrar el Perdón
posado en mi fuero,
puedo mirarte sin rencor
y aceptar a ese niño pequeño.
Ese que nunca me correspondió,
porque siquiera sabía lo que era el Amor.
Aunque mi gran dolor,
va mucho más allá de lo que imaginas.
No es peor que no sepas Amar,
sino que siquiera te intereses por ello.
No te olvides,
de que mientras Yo Vivo
tras tus astucias por negar que Existo…
tú, ya estás muerto.